Y mucho más de lo que nos pensamos. Menos mal.
Lo digo porque ayer por la tarde cuando llegué a currar dejé como siempre la moto en el parking de motos que hay frente a mi despacho, que está justo enfrente de una academia de idiomas, con lo que siempre está lleno de motos y ciclomotores y a veces no hay ni sitio.
El caso es que mientras ponía el seguro en la rueda delantera dejé los guantes sobre el depósito y me fui a currar. Cual no sería mi sorpresa cuando llegué a coger la moto cuatro horas después y me encontré los guantes en el mismo sitio (ni me había dado cuenta que me los olvidé).
Lo dicho, mucha gente tuvo que ver los guantes por narices, pero a nadie se le ocurrió llevárselos. No se si por decencia y civismo o por temor a que el dueño estuviera cerca y hubiera bronca, aunque quiero pensar que por lo primero.
Perdonad el tocho, pero quería contarlo y desde aquí agradecer a todos los que respetaron la propiedad ajena.