ARTICULO - Por seguridad: Hablemos de los coches y nosotros.

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ARTICULO - Por seguridad: Hablemos de los coches y nosotros.

Mensajepor moriwoki » 25 Ago 2011 08:52

Hola a todos.

Hoy hablamos de los coches y nosotros, o de nosotros y los coches.


Constituyen el elemento dinámico más peligroso con el que nos vamos a encontrar. No tengo en mi poder los números de las estadísticas más actuales, pero no me hacen falta para poder asegurar que las colisiones contra los coches constituyen el mayor número de accidentes que sufren las motos.

Esto se produce por dos motivos. Uno: a causa de las ifracciones. Y dos: por la dificultad que tienen los automovilistas para percibir a las motos. Por esos dos motivos y por otros problemas que también nos crean y que no recogen las estadísticas, debemos tener presente que somos minoría y, salvo en ciudades como Barcelona o Valencia, nuestra aparición representa una excepción, un hecho ocasional para el automovilista. Por lo general, no se trata de una cuestión de falta de respeto, que también existe, no cabe duda.

Nuestros colegas parisionos, por ejemplo, gozan del respeto tácito de los automovilistas, especialmente en El Periférico. Esa vía de la capital francesa es un ejemplo de convivencia en las horas punta, donde los coches dejan libre, de una manera espontánea, un espacio para que circulen las motos entre el segundo y el tercer carril.

Pero tengamos presente que nosotros no circulamos por París, ni la mayoría tampoco por Barcelona, donde, tradicionalmente, se muestra un llamativo respeto hacia las motos (a menos que las cosas hayan cambiado mucho desde que ya no estoy por allí). Por tanto y como norma general, cómo un hábito semejante al del uso de la cuchara o del tenedor:

A LOS COCHES LOS MANTENDREMOS LEJOS, CUANTO MÁS LEJOS MEJOR.


A.-Si vamos detrás de ellos:

1.-Nos lanzan una manta de agua fina y sucia cuando llueve y el asfalto no drena como debería; crean molestas turbulencias en los días de viento que nos golpean a un lado y otro como si nos abofeteara una gran mano.

2.- Pueden ocultar debajo, a su paso, eventualidades peligrosas: baches, manchas de aceite, elementos resbaladizos con la lluvia como pintura, tapas de alcantarilla o respiraderos del metro.

3.-Con toda la desconsideración y con alguna frecuencia, nos lanzan colillas encendidas o, inesperadamente, agua del lavaparabrisas.

4.- Pueden frenar tan brusca e imprevisiblemente como un taxi ante el brazo alzado de un peatón en la acera, o como el que se deja atrás un desvío o un cruce; por no hablar de los furgones y furgonetas de paquetería urgente y similares que, aparte de impedir nuestra visión más adelante, frecuentemente, sus reacciones constituyen una auténtica caja de sorpresas.


B.-Si nos mantenemos a cualquiera de los lados del coche:

Los automovilistas no se percatan de nuestra presencia como de la de otro coche y con las dimensiones que manejamos los motoristas, además, caeremos con mucha mayor facilidad en el ángulo muerto de sus espejos. Esto hay que tenerlo en cuenta siempre. Por tanto, será mejor acelerar suavemente para dejarlo atrás o aflojar para que se vaya perdiendo en nuestro horizonte. Procurar no circular en paralelo con ellos, porque correremos el riesgo de que en cualquier momento el automovilista quisiera cambiar de carril sin saber que estamos ocupándolo.
Por último, en este apartado, podemos observar un detalle que nos concedería unos instantes de ventaja en caso de ir en paralelo con el coche y que éste quisiera virar hacia nuestra posición. Si nos fijamos en el paso de rueda del vehículo nos daremo cuenta de que gira justo un instante antes de que empiece a cambiar de trayectoria.


C.-Si se acercan por detrás:

En este caso es donde resultan realmente peligrosos. Debemos mantenerlos siempre controlados por espejos.
Pero, antes de nada, debemos contar con que en ciudades como Madrid, por ejemplo, no debemos aminorar tranquilamente la marcha por nuestro interés, buscando una dirección o paseando plácidamente mientras charlamos con nuestra o nuestro acompañante mientras, bajo nuestro casco jet, nos dejamos acariciar el rostro por una brisa primaveral.
Cuando veamos por nuestros espejos que un coche se nos echa encima recortando la debida distancia de seguridad, debemos acabar de inmediato con esa situación, apartándonos a la derecha o dando gas para dejarle atrás.
Independientemente del respeto que pueda tener el conductor de cuatro ruedas, lo cierto es que el automovilista que lleva delante una moto y a su vez, delante de ella, a otro coche, toma instintivamente como referencia el otro coche, el que va más adelante. La moto es tan pequeña, tan estrecha, que no llama la atención lo suficiente como para fijar sobre ella la distancia mínima que debe de guardar y, en consecuencia, se acerca a ella en exceso. No tenéis nada más que comprobarlo cuando vayáis en un coche y tengáis delante de vosotros una moto:Veréis entonces cómo tenéis que hacer un esfuerzo extra para no acercaros demasiado a ella, y en cuanto os distraigáis con cualquier otra cosa, buscando un cartel o mirando al navegador, os daréis cuenta de cómo sin quererlo os volvéis a echar encima de ella.
Veo con frecuencia y con preocupación cómo algunos moteros noveles circulan a 90 por hora por el centro de una autovía de tres o más carriles y, en muchas ocasiones, ignorantes de que llevan un coche pegado detrás.


D.-Un coche parado en el arcén o en doble fila:

Una coche parado en esas circunstancias, con las luces de emergencia encendidas, entraña dos peligros a la hora de sortearlo. Uno, que pueden abrir una puerta justo en el momento en que pasemos. Y dos, que arranque y salga andando cuando menos lo esperemos.

Para la primera posibilidad existe un simple truco, por llamarlo de algún modo, que nos dará un margen de un segundo, más o menos, antes de encontrarnos con el canto de la puerta en nuestro frente. Si logramos ver la cabeza del ocupante del coche. Si apreciamos que el conductor se inclina hacia el interior, hacia la derecha, con una probabilidad muy alta esa puerta se abrirá. Puede que se haya inclinado hacia la guantera o para ahuecar el bolsillo izquierdo, pero no habremos perdido nada, por una vez que ocurra, apartándonos a la izquierda o frenando. En cualquier caso, si hay espacio, lo recomendable y lo más prudente es pasar a más de un metro del coche.


E.-Cuando sale un coche a nuestro paso de un cruce o desde un vado:

Si es de noche, haremos por sistema un par de ráfagas para advertir de nuestra llegada; aunque nunca contaremos con que nos vayan a respetar, únicamente intentamos que nos vean.
Si es de día, buscaremos la cara del conductor y trataremos de adivinar si nos está mirando, si nos ve. Si es así, no contemos nunca con que nos vaya a respetar (a menos que nos hagan alguna seña), tan sólo nos ha visto. Si no nos ha visto, si está mirando hacia otra parte, debemos poner toda nuestra atención y estar preparados por si el coche sale en cualquier momento.


Espero que estas notas ayuden a los novatos a tomar conciencia del verdadero peligro que suponen los coches para los motoristas y que no tengan que pasar por alguna desagradable experiencia para comprobarlo.

Muchas gracias.
En la primera era de la humanidad superior se consideraba como la virtud más aristocrática la valentía; en la segunda, la justicia; en la tercera, la moderación; en la cuarta, la sabiduría. ¿En qué era vivimos nosotros? Friedrich Nietzsche

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