Ahi va otro relatillo, espero que os guste.
EL CIELO
Me desperté sudando y con la garganta agarrotada, todo estaba a oscuras... el dial luminoso del radio despertador marcaba las tres y veinticinco de la mañana, por entre las rendijas de la persiana bajada penetraban unos débiles puntos de luz de las farolas de la calle, estaba en mi cuarto, cuando desperté estaba aturdido y me sentía perdido.
En ese momento se abrió la puerta de mi cuarto y se encendió la luz, que me dejó ciego unos segundos.
En el umbral de la puerta estaban mis padres, ese par de casi abuelos que llevaban cuidando de mí toda su vida, en sus caras había una mascara de miedo y preocupación, al verlos un sentimiento de culpa me invadió.
“dios mío... pero si tengo treinta y dos años y aún tienen que cuidar de mí”
-¿estas bien?-preguntó mi padre, mientras mi madre toda preocupada se sentaba en mi cama y me cogía de la mano.
-si-respondi yo-no pasa nada, un mal sueño.
Mi madre me miro con amor, me revolvió el pelo y sin decir nada le hizo un gesto a mi padre y los dos salieron de mi cuarto.
Incapaz de dormirme, no pude hacer otra cosa que recordar una y otra vez aquel extraño sueño, me resulto muy curioso él poder recordarlo tan vividamente, generalmente uno se olvida de lo que ha soñado al poco tiempo, pero yo este lo recordaba de principio a fin, traté de repasarlo por si le encontraba algún significado.
Primero: en el sueño estabamos yo y otros tres colegas con las motos a saco por un estupendo puerto de montaña, íbamos a muerte como siempre, lo raro era que al poco de ir subiendo el suelo estaba nevado y una espesa niebla lo cubría todo, pero nosotros no bajábamos el ritmo.
Conclusión: imposible, esos tres amigos estaban muertos, los había ido perdiendo uno a uno sucesivamente en sendos accidentes de moto, otra cosa, me considero bueno llevando una moto, pero ni el mismísimo kevin schwantz seria capaz de andar como en el sueño con una moto sobre la nieve y con niebla.
Segundo: mis amigos montaban en unas preciosas motos negras que apenas hacían ruido, no se veía la marca de aquellas maquinas, aquello me obsesiono, ya que mi moto era una de las más potentes del mercado actual y les iba perdiendo terreno poco a poco, al rato lo único que podía ver eran una especie de relámpagos azules que provenían de sus escapes.
Conclusion:imposible de nuevo, mis colegas tenían motos normales, no aquellos “misiles”y todas con escapes huecos que retumbaban como mil demonios, además eso de ir dejándome tirado a mí. ni en sueños.
Tercero:al final del sueño yo iba ya en solitario, a pesar de ir con casco recuerdo que gritaba sus nombres y podía oír perfectamente el eco en el aire, estaba asustado de no tenerlos cerca de mí, al final, recuerdo que me detuve al final de una curva, de nuevo gritando asustado los nombres de mis amigos.
No me respondieron y sentí que los había perdido, comencé a llorar.
Me recuerdo a mí mismo sentado sobre la nieve, en medio de aquella niebla, mis lagrimas derritiendo poco a poco la nieve sobre la que caian, sin saber que hacer.
Entonces otra moto llegó como de la nada y deteniéndose frente a mí, sin parar el motor, sin levantarse la visera del casco siquiera. una voz tranquila me dijo que me tranqulizase,que mis amigos estaban bien,que me estarían esperando en el bar en la cima del puerto.
Me levanté como un muelle del suelo y comencé a hacerle mil preguntas atropelladamente al desconocido piloto, este se limitó a levantar una mano para hacerme callar y con la otra mano enfundada en un guante blanco me entregó un mapa.”sigelo” lo oí decir dentro de mi cabeza, yo cogí el mapa, estaba doblado y empecé a desdoblarlo, cuando lo hice y lo abrí estaba en blanco, enfurecido levante la vista para decirle cuatro cosas al piloto fantasma, pero claro... allí no había nadie.
Entonces de nuevo comencé a gritar y fue entonces cuando me desperté.
Conclusión:tengo que dejar el jack Daniel´s cuanto antes, creo que últimamente me estoy sobrando de cojones con él, joder a ver si me duermo y me olvido de toda esta mierda, que lo único que hago es revivir malos tiempos.
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Apagué la luz, respire profundo y me tumbé de nuevo en la cama, no podía dormir, una y otra vez veía el rostro de mis colegas tomando un café con gotas justo antes de salir de ruta hacia pingüinos con una nevada de tres pares de cojones. haciendo bromas,contando historias....vivos.
Tras media hora de dar vueltas en la cama de mala ostia encendí la luz, tenia los ojos como platos y un mal nervio en el cuerpo que para que contaros, y para colmo, la sabana debía tener una costura fuerte que no hacia más que rasparme las piernas.
Desesperado metí la mano entre las sabanas decidido a arrancar la costura aunque fuese con los putos dientes. cual seria mi sorpresa al tocar un trozo de papel doblado.
“No puede ser...”fue lo primero que pensé antes de sacar la mano de entre las sabanas.
Temblando como un flan y tratando de imaginar cualquier explicación racional al porque de un trozo de papel dentro de mi cama terminé por sacar la mano.
“Caguen dios. un mapa”me dije cuando lo tuve ante mis ojos.
“No puede ser. no puede ser”me repetía una y otra vez mientras con mis manos temblorosas lo iba desdoblando.
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Al día siguiente, para las ocho menos cuarto de la mañana, tenia la ZX-10RR del 2006 frente a la casa lista para el baile, y yo me terminaba de tomar mi cuarto café solo enfundado en mi traje de cuero, tratando sin conseguirlo de explicarles a mis preocupados padres que salía de viaje hacia ningún sitio concreto con la moto en invierno y que no sabia cuando iba a regresar.
Al final mi madre hizo callar a mi padre y me dijo que tuviese cuidado con la moto, mi padre no estaba convencido para nada de mi cordura, pero mi madre fue tajante y ahí se terminó la discusión.
Me despedí de ella con un beso y agarrando mi casco y los guantes salí de casa.
En la callé hacia un frío de cojones, y aún era noche cerrada, pero aquello no me amilanó lo más minimo, lo único que hice fue pasar la mano sobre el pecho de mi traje, allí sentí el mapa, todo estaba en orden.recogí del suelo una pequeña mochila con mí visa y otras cosas imprescindibles, me plante el casco y los guantes y monté en la moto, como siempre arrancó a la primera y como siempre también el agudo silbido del Remus estaba pidiendo guerra.
“Esta vez no hay prisa...”le hable al tubo de escape”esta vez no.”
Salí despacio hasta mí fabrica, los compañeros de trabajo me decían que si estaba loco para ir en moto a currar con la helada que había, yo les ignoré y entré a paso rápido hasta el despacho del jefe de planta.
Tampoco este se tomo muy bien lo de mi repentino viaje, pero cuando le dije que si no me concedía una excedencia ilimitada desde ya, que se buscase otro para controlar la producción. ,lo tenia un poco jodido ya que yo mismo había creado el programa que controlaba la planta....
No le gustó nada mi tono exigente y así me lo hizo saber, pero al final tragó... como no.
Por fin salí de nuevo al exterior, con permiso indefinido pero con el compromiso por mi parte de pasarme allí todo el veranillo entero, mi jefe era un tipo razonable.
De nuevo el ritual de colocarme el caso y los guantes, de nuevo arrancar a la bestia, de nuevo en la carretera. ¿y ahora hacia donde?
En le mapa lo ponía muy claro y en mayusculas. CONDUCE SIN RUMBO HASTA QUE VEAS EL CRUCE HACIA EL PUERTO DE LAS ANIMAS
Aceleré, quería salir cuanto antes a la carretera abierta, lo único claro que tenia es que el cruce hacia ese puerto no estaba en el medio de Vigo.
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Ya llevaba tres semanas en ruta... las dudas acerca del éxito de mi viaje cada vez se hacían más pesadas, la soledad en la carretera hizo que reflexionara sobre mi vida, llegué a muchas conclusiones, ya era hora de hacer borrón y cuenta nueva, me jure a mí mismo que si mi viaje llegaba a su fin como yo esperaba mi vida cambiaría.
Ya iba siendo hora de ir buscando una chica para compartir el resto de mi vida, estar solo esta bien, pero a los treinta y tantos uno siente que se queda atrás mientras los amigos forman un hogar, también y con todo el dolor de mi corazón me desharía de mi preciosa ninja, la cuarta de mi saga personal, me buscaría una menos radical, para poder seguir disfrutando de mi pasión, pero un poco más cómodo y quizás llevando paquete... y un montón de cosas más que ahora no vienen a cuento.
Lo bueno de esta vida es que después de tanto tiempo sobre dos ruedas tienes buenos amigos en todas partes y nunca me falto una cama, una cena o una buena cerveza por allí por donde pasé, incluso cumplí mi promesa de visitar a un colega en Miranda que me estaba volviendo loco para que lo visitase.
Nunca les conté el porque de mi viaje, pero la verdad es que nadie me lo preguntó, solo con llamar por el móvil antes de llegar a cualquier ciudad y ya me estaban esperando como a un ser querido.os doy las gracias a todos desde estas líneas por vuestra amistad y vuestra hospitalidad, sois únicos.
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El lunes siguiente, ya no recuerdo cuantos días levaba fuera de casa, iba circulando a buen ritmo por una nacional cuando vi delante de mí como a unos quinientos metros una moto parada en el arcén y a su piloto mirando el motor, decidí para por sí necesitaba un cable.
Me detuve detrás suyo y saludé con la mano, la chica, preciosa por cierto, me devolvió el saludo con gesto triste.
La Falco simplemente había pinchado, su bote antipincahzos estaba agotado, pero el mío afortunadamente estaba intacto y en diez minutos se arreglo el problema.
La morena casi no me dirigió la palabra, resultaba un poco extraño, pero yo tampoco estaba muy hablador.una vez reparada la aprilia, me atreví a preguntarla.
-¿hacia donde vas?
-no sé. -me respondió solemne.
-pues entonces igual que yo... -respondí sonriendo.
-¿tu tampoco sabes donde vas...?-preguntó extrañada.
Entonces una luz de alarma se encendió en mi cabeza.
-bueno veras. -comencé indeciso-estoy buscando el puerto de las Animas, pero francamente no sé dónde esta.
La chica abrió tanto los ojos que parecía que se iban a caer al suelo allí mismo.
-yo... -comenzó nerviosa-yo también estoy buscado ese puerto.
-¿me estas vacilando?-la interrogué.
-para nada... te lo juro-afirmó ella.
Solo había una forma de averiguarlo, así que me desabroche le mono y saque el mapa.
Se lo mostré y ella se quedó helada un instante, después fue hacia su moto y revolviendo entre su mochila me entregó otro mapa exactamente igual al mío.
-joder. -empecé yo
-esto es increíble... -aseveró ella.
-no estaba loco... -grité al viento
-yo tampoco... gracias a Dios-dijo ella aliviadisima.