Este es un breve resumen (o no tan breve).
Día 1: Salida desde Sevilla siguiendo la autovía de la ruta de la plata. Paramos en Mérida a desayunar. Continuamos viaje y almorzamos en Plasencia. El tiempo estupendo. Continuamos viaje y a la altura de Béjar (un pueblo que me pareció precioso) nos caen unas gotas que suponen una anécdota. Llegando a Salamanca por la tarde, una nube suelta unas gotas más y llegamos al hotel sin problemas.

Salamanca me pareció genial; buen ambiente por las calles, y el centro nos encantó. En esta foto podéis vernos en la plaza mayor. Por cierto, los precios de las tapas por los suelos comparado con Sevilla.
Día 2: Salimos de Salamanca y desayunamos en Zamora. La carretera entre ambas ciudades con bastante tráfico.

En esta foro podéis ver a la parienta en el eroski de Zamora, junto a la fazinerosa, cargaita la pobre.
Siguiendo la N-630, tomamos un desvío hacia la autovía de las rías bajas, a través de la N-631. En el mapa aparecía como una secundaria, y lo que pensaba que sería el tramo más pesado se convirtió en el tramo más agradable de todo el viaje. La carretera estaba en buen estado, y no había ni un alma, toda para nosotros. La imagen de circular solos en medio de aquel paisaje nos gustó mucho.
Entramos en la autovía, y paramos en Orense para almorzar. Nos metimos en el primer bar que vimos abierto, y como en el resto del viaje, comimos bastante bien. Pulpo y oreja, lo típico de la zona. El cafelito en la plaza del ayuntamiento, como muestra la foto.

En Orense empezé a pasarlo mal con las cuestas, jeje. Cargada la moto con bolsa y baúl, y nosotros que no somos precisamente delgaditos, con los semáforos en rojo me costaba un poco subir.
Continuamos el camino por autovía hasta el desvío a Pontevedra, que lo hicimos por la N-550. En este punto ya era un paseo porque ibamos bien de tiempo para llegar al hotel y empezábamos a creernos que el ecuador del trayecto estaba cerca. Llegamos a Pontevedra, todo con buen tiempo y sin ningún percance, la emoción se apoderaba de nosotros. Por la noche tapeo con unos amigos de Elvira.

Me he quedado prendado de muchos sitios que hemos visto, y aquellas callejuelas y placitas de Pontevedra no iban a ser menos. Daba gusto pasear por allí a cualquier hora.
Día 3: Dejamos a la niña descansar un día. Tomamos el tren y fuimos a Santiago de Compostela a echarnos unas fotos y unos vinos con queso de tetilla. Me impresionó la plaza del Obradoiro y las callejuelas, tan distintas a las de las ciudades del sur.

Por la tarde vuelta a Pontevedra, paseo turístico con los amigos y por la noche de bares, jeje.

Día 4: Vuelta a la carretera. Entramos en Portugal (en Portugal fuimos por autopista de peaje para ganar tiempo... y perder dinerito); al poco rato tomo un desvío y me pierdo (no fue lo normal). Tratando de buscar otra autovía más cerca de la costa me metí en un berenjenal que me recordó a la sierra de Huelva por la vegetación a pie de carretera y las curvitas. En fin, volvemos atrás y de nuevo autopista. Por cierto, en Portugal las velocidades medias fueron superiores a las "nacionales" en 20-30 Kms/h. Si en España respetamos los límites y no pasamos de 120-130, en Portugal ibamos a 140-150 (y un poco más de 160...) y las latas portuguesas volaban.
Paramos a comer en Coimbra. Me dio pena no poder parar en Oporto porque la ciudad prometía desde lejos. Espero volver algún día y saldar esa cuenta pendiente.
Tras la paradita gastronómica, vuelta al camino por autopista. Llegamos a Lisboa un poco cansados por el calor y porque desde hacía kms era zona industrial. Tratando de llegar al hotel me pierdo de nuevo (2ª y última vez en todo el viaje). Unos policías locales nos llevan hasta el hotel (les agradezco desde aquí el detalle).
Por la noche paseíto turístico, reconocimiento de la zona como los perritos, jeje. Cena en el barrio bajo, la zona comercial, y caipiriña para celebrar que nos estaba saliendo todo de lujo.

Lisboa nos gustó mucho, una ciudad muy pintoresca a la que también estoy deseando volver.
Día 5: Desayuno continental (doble para mí, jeje). Aprovechamos la mañana en Lisboa y salimos a las 12 en dirección a ESPAÑA


Tras una ruta larga y pesada, llegamos a Badajoz, donde comemos a cuerpo de rey. Y como estábamos casi en casa y había tiempo, ¿para qué volver por autovía? Salimos en dirección a Zafra, y desde aquí hasta Fregenal. Una vez allí tomamos la carretera desde Fregenal de la Sierra a Santa Olalla del Cala, que disfrutamos como niños haciendo curvitas.
Finalmente llegamos a Sevilla oscureciendo, sanos y salvos, tras 2000 Kms justos de trayecto y la sensación de haber hecho el viaje de nuestras vidas.
Esta es la imagen de la peque, ya en casita, tras llevarnos y traernos de una pieza.

Espero que os haya gustado el relato. Nosotros estamos encantados con la experiencia. La gente nos decía que estábamos locos por hacer este viaje, pero me he dado el gustazo de hacer un viajecito en moto y he comprobado que esta moto es muy apta para viajar.
Un saludo.