Al contrario que en Barcelona, la zona está delimitada por dos líneas de detención separadas cuatro metros. A su interior se accede por el carril Bus-Taxi-Moto y está identificado con pictogramas de motos utilizando un mínimo de pintura para minimizar los problemas de adherencia en el pavimento.
Se han situado tres zonas a modo de prueba: en la calle de Francisco Silvela, en el cruce de la calle Montesa y la avenida de los Toreros; en el Paseo de Recoletos, frente a la calle Almirante, y en el Paseo del Prado, a la altura del número 20. Así mismo, se han instalado cámaras para el control del tráfico y evaluación del sistema.
Parece que poco a poco, los ayuntamiento de las distintas ciudades se van dando cuenta de la necesidad de mimar un poco mas a los vehículos de dos ruedas. Veremos si ciudades como Valencia, Sevilla, Málaga y otras muchas con un importante número de motos en su parque móvil no tardan en unirse a estas iniciativas.
Fusilado de Moto22
