Hoy he tenido que cojer el coche para ir a trabajar, 1 hora de atasco, entre lluvias y gilipollas. Hace bastante mal tiempo y es lógico ver pocas motos, pero hoy me voy al concierto de un tal Marilin Mansón (regalo de cumpleaños) y vamos unos cuantos del curro.
A lo que iba: ¿la gente qué demonios desayuna? Me explico: es lógico el atasco del copón, pero aún llendo bien por mi carril, con mi intermitente (que yo no lo tengo fundido como casi todos los demás), la peña se pone en modo madrileño y no te deja hueco, es más, acelera para no dejarte sitio. Eso es lógico y normal, pero qué ganas con ello? Parece que estoy desacostumbrado a conducir por ciudad sí, pero hoy todo el mundo me parecía que se me echaba encima. Las distancias entre coches son milimétricas...
Un engendro me ha empezado a increpar porque me quería meter en su carril, y de tanto ajustar el cabrón casi me da. Yo creo que lo que más le ha jodido es que le haya mirado fijamente sin hacer absolutamente ningún gesto. ¿por qué? porque paso de movidas, porque no quiero cabrearme por la mañana, porque todavía creo en condición humana, y porque si me cabreo le arranco la nuez de un bocao, que soy un bruto. ([modo rorro on]

Con la moto es más fácil pasar de movidas, golpe de gas y adiós. Cada vez me gusta menos Madrid y más mi perro
