Mensajepor DARK PLATINUM » 30 Jul 2009 19:22
Un hombre mayor, italiano, que vivía en las afueras de Nápoles, fue a la
iglesia local a confesarse.
Cuando el sacerdote abrió el tablero del confesionario, el hombre dijo:
- Padre... Durante Segunda Guerra Mundial, una mujer bonita golpeó a mi
puerta y me pidió que la escondiera del enemigo. Así que yo la escondí en
mi
altillo.
- ¡Esa fue una cosa maravillosa que has hecho, hijo -contestó el
sacerdote-
No tienes la necesidad de confesar eso.
- No Padre, es que ella empezó a agradecerme con 'favores sexuales'.
- Estando en gran peligro y bajo esas circunstancias, dos personas pueden
ser muy tentadas a actuar así. Pero si lo sientes verdaderamente, estás
perdonado de hecho.
- Gracias, Padre. Ésa es una gran carga que le saca a mi alma. Pero tengo
una duda más.
- ¿Y cuál es, hijo?
- ¿Cree Ud. que debería decirle que la guerra ha terminado?.

Tots per a un i un a per tots.