Eran dos amigos cazadores y uno estaba alabando a su perro; es una caña, no tienes casi ni que apuntar, el tío te dice por donde y tu, ¡pum!, y ale, otra pieza.
El otro amigo le dice exagerado, vacilón, y esa clase de cosas, y, claro, el aludido le invita a una cacería con su perro.
Van por el bosque y el perro se para y dice: perdiz roja - alectoris rufa, 35 cm, va a salir a tus 3 con un ángulo hacia arriba de 33º, el dueño apunta, dispara y perdiz al suelo. El amigo flipando


Siguen, se mueve un matorral y el perro se para y dice: ciervo común - cervus elaphus, 170 Kg, 2.20 m, a tus 7 a unos 18 Km/h, el dueño apunta, dispara y ciervo al suelo.
El amigo ya no flipaba, se cae al suelo de la impresión y cuando se recupera le dice: te lo compro, ese perro tiene que ser mío, pídeme lo que quieras, total, que llegan a un acuerdo y se lo cambia por su FZ1 (naked, por supuesto) y el amigo que se lleva el perro.
El primer día que va el nuevo dueño con el perro de cacería, van por el bosque y al ratito el cazador ve que se mueve un matorral, se gira hacia el perro y éste ni inmutarse, a la suya, el matorral que se sigue moviendo y el perro nada, silbando.
Total que pilla el tío el rifle, se lo echa al hombro y dispara hacia las hojas en movimiento. Entonces el perro levanta la cabeza y dice: inglés, 34 años, deja viuda y dos hijos...
Es que era pelín cruel...


Un saludo, o dos